
-Para la higiene facial, los pacientes deben emplear un detergente sintético (tipo syndet o “jabón sin jabón”, "panes dermatológicos") y retirarlo con agua tibia (no caliente) dos veces al día. Los limpiadores hechos de detergentes sintéticos tienen un pH que oscila entre 5,5-7, y que está por tanto mucho más cercano al pH de nuestra piel, mientras que un jabón normal presenta un pH de 9-10. Se ha visto que la utilización de estos detergentes con pH más bajo disminuye tanto el riesgo de sequedad como de irritación cutánea.
-En lo que se refiere al lavado, resulta suficiente un ligero masaje con las yemas de los dedos. Hay que evitar frotar la piel de manera agresiva ya que esto puede empeorar la inflamación del acné y favorecer la aparición de nuevos granitos.
-No está demostrado que el empleo de jabones antibacterianos como la povidona-yodada, la clorhexidina o el triclosán sean útiles en el tratamiento del acné vulgar.
-Muchos de los tratamientos tópicos que pautamos para el acné pueden irritar la piel, es importante la aplicación de una hidratante a diario para disminuir la inflamación cutánea.
-Aunque no se sabe con claridad hasta qué punto los cosméticos pueden tener un papel en el desarrollo del acné, es recomendable la utilización de productos cosméticos y para el cuidado de la piel que sean “no comedogénicos”. Aquellos pacientes que deseen utilizar en su rutina diaria una base de maquillaje, deben buscarla “oil-free”, ya que tiene menos posibilidades de obstruir los folículos.
-También es recomendable la utilización de un fotoprotector solar a diario (oil free) para minimizar el riesgo de que la piel se manche.
-Es muy importante evitar la manipulación de los granitos, debido a que esto puede favorecer la de aparición de cicatrices.